Sí, hablo de la típica "chica perfecta", aquella que se tiraba la vida coleccionando besos, corazones y piropos. Esa a la que todo el mundo quería, aún sin conocerla del todo... y, de repente, se levanta una mañana, se mira al espejo y se ve... esto... ¿cómo definirlo? ¿Fea?, ¿gorda?, ¿inútil?...
Su mente empieza a montar su propia película... y al final acaba dándose cuenta de que los chicos cada vez la miran menos, que su cuerpo ya no despierta tentaciones y... lo peor para ella: ha ganado más talla de pantalones.
Y... bueno, seguiría contando, pero esas historias no suelen acabar bien, por eso prefiero no escribir el final de ésta.
"No quiero verte vomitando la comida porque algún infeliz te diga que tienes barriga".
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